Ada se acostó en la cama, moviendo suavemente sus cuerpos desnudos. Sus manos se aventuraron a bañar sus pliegues con los líquidos cálidos de su satisfacción。 Observó cómo sus muslos y sus deseos se bañaban con la espesa y densa leche blanca。
Sentía los placeres voluptuosos y ardorosos de la excitación aumentando medida que se saturaban sus cuerpos con semen。 El delicioso aroma a olor a flores se fue mezclando con el aroma sexual y cien veces más profundamente erótico que llevaron a estas mujeres enanas a un clímax gemebundo de satisfacción。
Sentía que el semen se alojaba en sus bordes,lo que proporcionaba sensaciones intenas de deleite que la llevaban más y más cerca de un final explosivo。 Ada suspiró cuando vertió la última gota de su baño lascivo,saboreando cada gota de satisfacción como una dulce manjar del paraíso。 Fue la más extraña y placentera sensación de su vida。